martes, 21 de agosto de 2007
¿?
Si al mirarme al espejo veo por que te fuiste, si te dueño y al despertar veo que ya no estas, nunca estuviste...
Como hacer, si se sabe que no piensas en mi, que otra ocupa tu corazon, y quizas nunca deje de hacerlo...
Como hacer si no se puede dejar de extrañarte, de necesitarte...
COMO HACER NO?
Si las ganas de abrazarte son mas fuertes que las de respirar, si nada tiene sentido sin vos, si nunca nada tuvo sentido... Por que lo comenzo atener cuando te encontre, pero nunca te alcanze...
Como hacer, cada noche, al saber que otra te abraza y te besa... Te da eso que vos esperas...
Como hacer para evitar este sentimiento, que esta tan dentro de una, que nunca jamas se ira...
Como... Como hacer...
viernes, 3 de agosto de 2007
LOS SUEÑOS...(Antonio Mateo Allende)
Son los motores que despiertan a millones de personas
en el mundo cada dia. Algunos llevan sus sueños
por escrito en un cuaderno, otros los guardan
en su ordenador, otros los llevan en su mente.
Los mas audaces, los hacen realidad.
Los mejores compañeros
de los sueños son la confianza,
la alegria y sobre todo,
el esfuerzo. Si tienes sueños,
puedes decir que lo tienes todo...
Disfruten de sus sueños y si tiene la posibilidad llevenlos a cabo y disfruten de cada momento con ellos..
La vida nos da pocas oportunidades para ser felizces, y tenemos que saber aprobecharlas...
Cla!
martes, 19 de junio de 2007
El Tunel...
Bueno aca les dejo unos capitulos de El Tunel, libro que termenie de leer hace poquito para el cole, y la verdad que me gusto mucho en muchas partes me senti realmente identificada con Juan Pablo!
besitos espero les guste!
El Tunel Ernesto Sabato
Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona.
Aunque ni el diablo sabe qué es lo que ha de recordar la gente, ni por qué. En realidad, siempre he pensado que no hay memoria colectiva, lo que quizá sea una forma de defensa de la especie humana. La frase "todo tiempo pasado fue mejor" no indica que antes sucedieran menos cosas malas, sino que —felizmente— la gente las echa en el olvido. Desde luego, semejante frase no tiene validez universal; yo, por ejemplo, me caracterizo por recordar preferentemente los hechos malos y, así, casi podría decir que "todo tiempo pasado fue peor", si no fuera porque el presente me parece tan horrible como el pasado; recuerdo tantas calamidades, tantos rostros cínicos y crueles, tantas malas acciones, que la memoria es para mí como la temerosa luz que alumbra un sórdido museo de la vergüenza. ¡Cuántas veces he quedado aplastado durante horas, en un rincón oscuro del taller, después de leer una noticia en la sección policial! Pero la verdad es que no siempre lo más vergonzoso de la raza humana aparece allí; hasta cierto punto, los criminales son gente más limpia, más inofensiva; esta afirmación no la hago porque yo mismo haya matado a un ser humano: es una honesta y profunda convicción. ¿Un individuo es pernicioso? Pues se lo liquida y se acabó. Eso es lo que yo llamo una buena acción. Piensen cuánto peor es para la sociedad que ese individuo siga destilando su veneno y que en vez de eliminarlo se quiera contrarrestar su acción recurriendo a anónimos, maledicencia y otras bajezas semejantes. En lo que a mí se refiere, debo confesar que ahora lamento no haber aprovechado mejor el tiempo de mi libertad, liquidando a seis o siete tipos que conozco.
Que el mundo es horrible, es una verdad que no necesita demostración. Bastaría un hecho para probarlo, en todo caso: en un campo de concentración un ex pianista se quejó de hambre y entonces lo obligaron a comerse una rata, pero viva.
No es de eso, sin embargo, de lo que quiero hablar ahora; ya diré más adelante, si hay ocasión, algo más sobre este asunto de la rata.
Como decía, me llamo Juan Pablo Castel. Podrán preguntarse qué me mueve a escribir la historia de mi crimen (no sé si ya dije que voy a relatar mi crimen) y, sobre todo, a buscar un editor. Conozco bastante bien el alma humana para prever que pensarán en la vanidad. Piensen lo que quieran: me importa un bledo; hace rato que me importan un bledo la opinión y la justicia de los hombres. Supongan, pues, que publico esta historia por vanidad. Al fin de cuentas estoy hecho de carne, huesos, pelo y uñas como cualquier otro hombre y me parecería muy injusto que exigiesen de mí, precisamente de mí, cualidades especiales; uno se cree a veces un superhombre, hasta que advierte que también es mezquino, sucio y pérfido. De la vanidad no digo nada: creo que nadie está desprovisto de este notable motor del Progreso Humano. Me hacen reír esos señores que salen con la modestia de Einstein o gente por el estilo; respuesta: es fácil ser modesto cuando se es célebre; quiero decir parecer modesto. Aun cuando se imagina que no existe en absoluto, se la descubre de pronto en su forma más sutil: la vanidad de la modestia. ¡Cuántas veces tropezamos con esa clase de individuos! Hasta un hombre, real o simbólico, como Cristo, pronunció palabras sugeridas por la vanidad o al menos por la soberbia. ¡Qué decir de León Bloy, que se defendía de la acusación de soberbia argumentando que se había pasado la vida sirviendo a individuos que no le llegaban a las rodillas? La vanidad se encuentra en los lugares más inesperados: al lado de la bondad, de la abnegación, de la generosidad. Cuando yo era chico y me desesperaba ante la idea de que mi madre debía morirse un día (con los años se llega a saber que la muerte no sólo es soportable sino hasta reconfortante), no imaginaba que mi madre pudiese tener defectos. Ahora que no existe, debo decir que fue tan buena como puede Ilegar a serlo un ser humano. Pero recuerdo, en sus últimos años, cuando yo era un hombre, cómo al comienzo me dolía descubrir debajo de sus mejores acciones un sutilísimo ingrediente de vanidad o de orgullo. Algo mucho más demostrativo me sucedió a mí mismo cuando la operaron de cáncer. Para Ilegar a tiempo tuve que viajar dos días enteros sin dormir. Cuando llegué al lado de su cama, su rostro de cadáver logró sonreírme levemente, con ternura, y murmuró unas palabras para compadecerme (¡ella se compadecía de mi cansancio!). Y yo sentí dentro de mí, oscuramente, el vanidoso orgullo de haber acudido tan pronto. Confieso este secreto para que vean hasta qué punto no me creo mejor que los demás.
Sin embargo, no relato esta historia por vanidad. Quizá estaría dispuesto a aceptar que hay algo de orgullo o de soberbia. Pero ¿por qué esa manía de querer encontrar explicación a todos los actos de la vida? Cuando comencé este relato estaba firmemente decidido a no dar explicaciones de ninguna especie. Tenía ganas de contar la historia de mi crimen, y se acabó: al que no le gustara, que no la leyese. Aunque no lo creo, porque precisamente esa gente que siempre anda detrás de las explicaciones es la más curiosa y pienso que ninguno de ellos se perderá la oportunidad de leer la historia de un crimen hasta el final.
Podría reservarme los motivos que me movieron a escribir estas páginas de confesión; pero como no tengo interés en pasar por excéntrico, diré la verdad, que de todos modos es bastante simple: pensé que podrían ser leídas por mucha gente, ya que ahora soy célebre; y aunque no me hago muchas ilusiones acerca de la humanidad en general y de los lectores de estas páginas en particular, me anima la débil esperanza de que alguna persona Ilegue a entenderme. AUNQUE SEA UNA SOLA PERSONA.
¿Por qué —se podrá preguntar alguien— apenas una débil esperanza si el manuscrito ha de ser leído por tantas personas? Este es el género de preguntas que considero inútiles. Y no obstante hay que preverlas, porque la gente hace constantemente preguntas inútiles, preguntas que el análisis más superficial revela innecesarias. Puedo hablar hasta el cansancio y a gritos delante de una asamblea de cien mil rusos:nadie me entendería. ¿Se dan cuenta de lo que quiero decir?
Existió una persona que podría entenderme. Pero fue, precisamente, la persona que maté.
Mientras volvía a mi casa profundamente deprimido, trataba de pensar con claridad. Mi cerebro es un hervidero, pero cuando me pongo nervioso las ideas se me suceden como en un vertiginoso ballet; a pesar de lo cual, o quizá por eso mismo, he ido acostumbrándome a gobernarlas y ordenarlas rigurosamente; de otro modo creo que no tardaría en volverme loco.
Como dije, volví a casa en un estado de profunda depresión, pero no por eso dejé de ordenar y clasificar las ideas, pues sentí que era necesario pesar con claridad si no quería perder para siempre a la única persona que evidentemente había comprendido mi pintura.
O ella entró en la oficina para hacer una gestión, o trabajaba allí; no había otra posibilidad. Desde luego, esta última era la hipótesis más favorable. En este caso, al separarse de mí se habría sentido trastornada y decidiría volver a su casa: era necesario esperarla, pues, al otro día frente a la entrada.
Analicé luego la otra posibilidad: la gestión. Podría haber sucedido que, trastornada por el encuentro, hubiera vuelto a la casa y decidido dejar la gestión para el otro día. También en este caso correspondía esperarla en la entrada.
Estas dos eran las posibilidades favorables. La otra era terrible: la gestión había sido hecha mientras yo llegaba al edificio y durante mi aventura de ida y vuelta en el ascensor. Es decir, que nos habíamos cruzado sin vernos. El tiempo de todo este proceso era muy breve y era muy improbable que las cosas hubieran sucedido de este modo, pero era posible: bien podía consistir la famosa gestión en entregar una carta, por ejemplo. En tales condiciones creí inútil volver al otro día a esperar.
Había, sin embargo, dos posibilidades favorables y me aferré a ellas con desesperación.
Llegué a mi casa con una mezcla de sentimientos: por un lado, cada vez que pensaba en la frase que ella había dicho (''La recuerdo constantemente''), mi corazón latía con violencia y sentí que se me habría una oscura pero vasta y poderosa perspectiva; intuí que una gran fuerza, hasta ese momento dormida, se desencadenaría en mí. Por otro lado imaginé que podía pasar mucho tiempo antes de volver a encontrarla. Me encontré diciendo en alta voz, varias veces: ''Es necesario, es necesario''.
Ayer, Hoy y siempre, voy a soñar!!
Besos
Cla!
domingo, 13 de mayo de 2007
2 Años amandote...
jueves, 3 de mayo de 2007
Los sueños llamados pesadillas...
Todas las pesadillas son feas, eso es obvio, pero hay dis en los que es imposible volver a soñar, por que vemos en nuestros ojos las cosas mas aterradoras de nuestras vidas...
Para mi las pesadillas son mis miedos, como perder a una amiga por algo como un celular, o que alguien que quiero me empuje a las vias del tren... pero tmb me doy cuenta que son parte de mi miedo... y cuando me despierto y pienso que hubiese pasado si no despertaba me asusto mucho mas, pero tmb me doy cuenta que por suerte fue nada mas que producto de mi imaginacion otra vez y que nada paso , pero no dejo de advertir a nadie lo que soñe...
Es aun mas dificil volver a dormirse cuando s esta solo en la oscuridad y en silencio, pero Morfeo sabe por que nos hizo ver esas imagenes en nuestros ojos y de repente sin que nos demos cuenta vuelve a llevarnos con el a un lugar mejor...
En conclusion como todo en mi vida las pesadillas son producto de la imaginacion...
de todas formas:
Ayer, hoy y siempre voy a soñar...
domingo, 22 de abril de 2007
Y mas sueños rotos...
Otro día nublado cubre el cielo y la tarde es oscura, no hay sol y por la noche no podré ver ni la luna ni las estrellas por que el cielo esta cubierto de nubes, así de oscuro como se siente mi corazón al no tenerte…
Se que todo seria diferente si estuvieras aquí, por que con ver tus ojos vería sol, luna y estrellas para siemp0re, y al cerrarlos tomados de la mano soñaríamos los mismos sueños enamorados, pero el tenerte y amarte, son sueños imposibles para mi que sueño constantemente, es que no puedo evitarlos, y ya casi no se como ocultarlos…
Otra noche más voy a dormir sola, sin amor, sin sueños compartidos, sin amor eterno… Otra lluvia más donde me ahogan las pesadillas por no tenerte…
Y nada importa, lejos o cerca siempre voy a soñarte…
Y si nada quedara después de la lluvia, si todo fuese solo un mar de lágrimas, de sueños rotos, yo seguiría soñándote a mi lado como ayer, por que sos mi sueño eterno, aquel que no me acompaña en las noches como hoy…
martes, 17 de abril de 2007
Sueños y Silencios
Los sueños nos piden agritos que hagamos algo para revertir situaciones, o para solo lograrlas y estar mejor con unos mismos, los silencio nos miran a los ojos y no nos dicen nada por que con esa mirada sabemos todo lo que necesitamos saber…
La cuestión es que cuando soñamos muchas veces estamos dormidos, y le echamos la culpa al nuestro inconciente, pero no nos damos cuenta que realmente queremos lo que estamos soñando, con excepciones de las pesadillas, claro. Y los silencios que son? Son pausas en nuestros sueños que nos dan las frezas para seguir adelante con ellos y tratar de que sean lo mejor posible.
Cada vez que callo es por que no hay palabra mas acertada que la ultima que se dijo, y cada vez que sueño es por que no puedo gritar al viento lo que siento…
Véanlo como les parezca, pero nunca se preguntaron por que la mayoría de las veces nuestros sueños son casi imposibles, yo si y realmente no se si encontré la respuesta aun, pero si se que amo soñar, por que eso me mantiene viva mas allá de que algunas veces me hace daño, por que s lindo soñar y creer que todo puede ser como lo deseamos, pero hasta cierto punto, por que como he dicho llegas un momento en el que nos damos la cabeza contra la pared y no hay retorno el chichón no llena la frente…
Cada sueño y cada silencio son muy significativos en todo momento de la vida…
Hoy y siempre voy a soñar…